lunes, 15 de julio de 2013

Buen día

Una ventana en mi café con leche me enseña un perro de los que me gustan, esos gordos y peludos y torpes, que de tan tontos felices, corre de aquí para allá, regresa de allá para aquí, se tambalea en su torpeza, juega con sus limitaciones, es tan bello tan bonito, el sol le da en los ojos, en el lomo, en su trasero de mascota viva, tiene luz en sus pelos, corre con todas sus fuerzas para que la oscuridad no lo atrape, para que el miedo no se le arrime. El cementerio quietito detrás, con su silencio. Todo es sepia. La muerte todavía no ha despertado.

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